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El riesgo país de Ecuador cae 345 puntos tras elección presidencial

El riesgo país de Ecuador llegó a 824 puntos el 12 de abril de 2021, un día después de la elección presidencial que dio como ganador al conservador Guillermo Lasso.

Ese indicador mide la capacidad de un país emergente apara pagar su deuda externa en bonos.

Mientras mayor es el riesgo país menor es la confianza de los inversionistas internacionales en una nación.

Entre el viernes 9 y el lunes 12 de abril de 2021, el riesgo país de Ecuador cayó 345 puntos.

Es la mayor reducción en los últimos meses. En septiembre de 2020 el riesgo país fluctuó por las amenazas de juicio político al exministro de Finanzas, Richard Martínez, que inquietaron a los mercados.

En los primeros días de marzo de 2021 ese indicador también tuvo movimiento por la devolución de la Asamblea del proyecto de ley de Defensa de la Dolarización, en dos ocasiones.

“Yo quiero ser sincero. El índice del riesgo país obedece a una percepción. Ahora tenemos que trabajar para que aquella percepción se convierta en realidad y logremos aún una mayor reducción de riesgo país, porque sigue siendo alto”

Presidente electo del Ecuador, Guillermo Lasso

El riesgo país de Ecuador suele ir atado al precio internacional del petróleo y a la producción petrolera del país, que es una de sus principales fuentes de ingresos.

Lasso ha prometido que duplicará la producción hasta cerca de 1 millón de barriles diarios.

Implicaciones de las variaciones del índice del riesgo país para los distintos sectores

Implicaciones Macroeconómicas

El principal efecto macro es sobre el costo del financiamiento externo. Entre más alto es el riesgo país, más caro y más difícil es acceder a créditos en el extranjero.

Y aunque este indicador es mucho más influenciado localmente por el manejo fiscal del Gobierno, afecta también a las empresas privadas por muy solventes o sólidas que sean. 

El índice de riesgo país es usualmente el diferencial o spread en relación con los bonos ‘libre de riesgo’ del tesoro de los Estados Unidos. Entonces, a mayor riesgo país un crédito podría llegar a ser hasta 14 puntos porcentuales más caro, tanto para el sector público como para el privado.

Las complicaciones para el erario fiscal han sido ampliamente discutidas y son bastante directas. El Gobierno tiene un déficit y deudas que cubrir, para lo que necesita deuda externa e interna. Y si el financiamiento externo es caro y de difícil acceso, entonces no cubres el déficit o no pagas a tus acreedores, o ambas cosas. 

Por el lado privado hay consecuencias, aunque no tan dañinas. Las empresas privadas también buscan créditos en mejores condiciones en el exterior para sus inversiones. Más plazo y menos tasa.

Pero dado que sus operaciones (ingresos) dependen de la realidad nacional, terminan contagiadas por el riesgo país. Por lo tanto, también les suben las tasas de los créditos.

Esta situación no solo perjudica a las empresas vigentes sino incluso a las que quisieran o pudieran instalarse en el país. Es decir, a la inversión extranjera.

Un mayor riesgo local implica, además, la necesidad de recuperar las inversiones más rápidamente. Lo que se traduce en un mayor retorno anual del negocio. Tal presión suele llegar a niveles tan inviables que ahuyenta la tan anhelada inversión extranjera. 

Otro grupo impactado es el bancario, que tiene como fuente de fondeo los créditos internacionales. Es decir, piden prestado en el exterior para capitalizar más créditos a sus clientes locales.

De hecho, en 2019 los bancos privados ecuatorianos obtuvieron USD 1.000 millones de inversionistas extranjeros para capitalizar más de USD 400 millones de créditos.

Sin estas operaciones, el crédito al sector privado no habría podido crecer tanto, dado que los depósitos sólo aumentaron 8%. Todo esto fue posible gracias a la caída radical del riesgo país durante los primeros meses del acuerdo con los organismos multilaterales y el FMI.

Implicaciones Microeconómicas

Es así que todo lo macro llega a lo micro. Si el Gobierno no tiene suficientes recursos entonces habrá más acreedores a los que no podrá pagar: empleados, contratistas, tenedores de bonos, y demás acreedores locales.

En cuanto a las empresas privadas, si estas no obtienen crédito, no crecen y no pueden crear empleo. Si se complica el crédito para los hogares y los microempresarios, se restringen el consumo y empleo. Y si cada vez más gente no tiene empleo y reduce su consumo, aumentan la pobreza y la crisis económica.

De modo que, tarde o temprano, el riesgo país terminará afectando al ciudadano de a pie. El Gobierno se ha seguido endeudando para pagar a todos sus acreedores, la banca privada ha traído dinero a grandes condiciones para seguir otorgando créditos, y las empresas grandes también han logrado obtener recursos. 

Pero no es una situación sostenible por mucho tiempo. Hay que ajustar las finanzas públicas.

Fuentes

La República

El Mercurio

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